martes, 1 de marzo de 2022

Apuntes sobre educación







I

El ludismo desmedido, aportado en parte por la psicología, ha perjudicado profundamente a la educación. Se hace imposible concebir un aprendizaje estructurado que lleve al desarrollo del pensamiento crítico si el salón de clases en vez de ser un espacio formativo en el que se potencie la pasión por el conocimiento, por la comunicación y la reflexión, se convierte en un lugar para el entretenimiento y la mera diversión. 


II

Siempre he pensado que una clase de literatura debe incluir o comenzar con un momento de lectura. El profesor debe estar en capacidad para escoger textos que puedan ser significativos para sus estudiantes, teniendo en cuenta la edad y algunos aspectos que el contexto de los mismos determine. A partir de esos escritos seleccionados cuidadosamente se puedan hacer exploraciones en muchos sentidos; significados de palabras, identificación de figuras literarias, puntos de vista y sobre todo emociones a partir de las cuales los chicos se motiven para compartir sus impresiones y así convertir una parte de esa clase en un muy buen espacio para conversar. Si es posible, el profesor después de haber activado el interés de los chicos por lo literario, debe invitarlos a que se expresen de alguna manera. Es preferible que escriban a partir de ese ejercicio de lectura y que terminen socializando sus textos, pero si ve que existen resistencias también los puede invitar a dibujar, a crear canciones o cualquier otra forma de expresión. Lo importante es que la clase sin perder la esencia de lo literario, del cultivo del pensamiento crítico a partir de la lectura también sea un espacio para cultivar la sensibilidad del educando, además de convertirse en un espacio eficaz para la comunicación.


III

Uno de los grandes males sociales de Colombia está relacionado con la mayoría del profesorado que constituye uno de los pilares base de nuestro sistema de educación. Tenemos un alto porcentaje de profesores de colegios y universidades tanto públicas como privadas, carentes de pensamiento crítico, incapaces para el análisis y me atrevería a decir que odiadores de la lectura y la reflexión. Un país en esta situación la tiene muy difícil al tratar de sacar adelante un proyecto educativo renovador. Es muy difícil construir una sociedad de conocimiento con un profesorado que en su mayoría se quedó en el tiempo, anquilosado cognitivamente y atornillado en su zona de confort.