sábado, 25 de marzo de 2017

Reflexiones sobre sociedad, pensamiento y educación



La posición de quienes piensan que la tecnología y la ciencia, más la primera que la última, constituyen la panacea en cuanto a la solución de los problemas del mundo, surge principalmente de una estructura mental débil producto de una educación encaminada a cualquier otro objetivo menos al de formar sujetos capaces de ver la realidad desde una perspectiva amplia y a la vez profunda.
La ciencia y la tecnología no son perjudiciales en sí, están ahí como lo está una hoja de papel frente al escritor o un libro de filosofía o literatura frente al lector. Se precisa por parte del sujeto tener unas herramientas conceptuales y unas habilidades de pensamiento para dimensionar la importancia, en la justa medida de cada una de estas realidades. Cada forma del conocimiento tiene una función loable dentro de la sociedad que hemos constituido, pero somos nosotros, a partir de nuestra formación, quienes sobredimensionamos unas y menospreciamos otras.
Siempre le digo a mis estudiantes "usen la tecnología, no dejen que ella los use a ustedes". Pero es difícil que unas cuantas palabras puedan más que la impresión causada en el cerebro de cientos de miles de seres humanos por la idea de confort y de consumo transmitida a través de los diferentes medios con los cuales nos relacionamos a lo largo de nuestras vidas.
Es preciso seguir siendo y luchando. Pronunciándonos desde la manera de pensar que nos mueve y desde las acciones que ésta conduce.

sábado, 18 de marzo de 2017

Textos sobre educación y otros tópicos.



Todavía existimos idealistas, enfermos de optimismo que creemos que los conocimientos humanísticos y las carreras de esta línea tienen sentido y valen la pena ser estudiadas. Algún profesor de filosofía, en mi adolescencia, me dijo algo que nunca se me ha olvidado; dijo algo como que la filosofía y la literatura aportan al mundo la posibilidad de dimensionar al hombre, de rescatarlo desde el más fondo abismo en que está siendo sumido por el entorno de consumismo y confort en que le toca vivir. Yo le creí y le sigo creyendo, sobre todo cuando le hablo a mis estudiantes desde cualquiera de las dos áreas y veo como se les iluminan los ojos ante la posibilidad de ver el mundo de manera diferente. El problema no está en que la filosofía y la literatura no tengan una aplicabilidad en el mundo de hoy. Creo, es mi parecer y como todo parecer discutible, está en parte en la actitud de quienes las estudian y quienes las enseñan. Estos, muchas veces no saben cómo hacer que dichos conocimientos adquieran sentido en la vida de ellos ni en la de los estudiantes. En medio de esa crisis de optimismo en la que vivo, sueño con un mundo en el que cada profesional sea capaz de ver que todo lo que se hace desde cualquier carrera se hace por y para los seres humanos. Y, a mi modo de ver, esta posibilidad de lo humano solo se puede percibir y afianzar a través de estos conocimientos aparentemente, solo aparentemente, nada prácticos.