La libélula carga sobre sus alas
todo el peso del mundo.
Su naturaleza de paleóptero
le impide plegarlas
siquiera por un instante.
Una volátil rigidez
y la férrea transparencia
de sus alas
la habilitan para asumir
su rol de atlas.
Cometa místico
evita que lo dañado
por el hombre
sea definitivo.
En su vuelo iridiscente
la libélula se erige
síntesis y antípodas
frente al peligro
que representamos
para lo creado
en la urdimbre infinita de los siglos.
Jesús David Buelvas Pedroza



